Michelle
Un día tuve un sueño…
De pronto me vi caminando sin saber donde estaba, sabía que debía ir a buscar a alguien… pensé que debía encontrarme con Juan Carlos. Sí, eso pensaba… No se como llegué a la Alameda, pero cuando llegue el sonido de un megáfono me erizo los pelos, me recordó a las películas de la segunda guerra mundial, donde los nazis intimidaban a sus enemigos leyendo trozos de la Biblia para desmoralizarlos, sin embargo, el ambiente reinante era todo lo contrario. La gente reía sin provocación alguna y las banderas en sus manos adornaban sus figuras. Un gran escenario frente a la Moneda me hizo desviarme de lo que estaba pensando, la gente hablaba de una mujer, creo que muy importante, alguien que cambiaría la manera de ver las cosas, alguien mejor para todos. No se, al acercarme a la Moneda, una leve brisa hace bailar millones de papelitos que caen de las alturas, cual nieve multicolor. Yo no he visto nada más que gente que se abarrota frente a la cara norte de la Moneda. De repente apuntan hacia un balcón, mientras el murmullo y los aplausos crecen hasta convertirse en ovación, sin embargo, yo no veo más que gente que se aprieta y empuja. De pronto la vi, si era bella, su hermoso pelo rubio, su vestido de un material muy suave que se ceñía perfectamente a sus pechos, su estampa era sublime, sus ojos de un dulzor que embelezaba. La vi mezclarse con la gente, cual reina complaciente con sus vasallos. De pronto note que nadie excepto yo la miraba, así que la seguí hasta la Alameda, ahí ella giro para mirarme y me regaló una sonrisa. Luego tomamos rumbos perpendiculares…. no la vi más y nunca supe como se llamaba, pero ahora la recuerdo con un nombre, uno que sonaba en el aire… Michelle.
Juan Carlos Porma S.
Besos a mi vieja linda, mi abuelita Tomasa